Etica digital

Del marketing que manipula al que construye: hacia una nueva ética digital


Cuando el marketing deja de hacer sentido

En algún punto de los últimos años, algo se quebró.

El marketing —ese conjunto de técnicas diseñado para atraer, persuadir y vender— se volvió ruido. Las fórmulas se repiten. Las promesas exageran. Los botones de “compra ya” se multiplican. Y al otro lado de la pantalla, la audiencia —cada vez más lúcida y agotada— simplemente desconecta.

El problema no es solo de saturación. Es de sentido.

Ya no basta con captar atención: hay que merecerla.
Ya no alcanza con persuadir: hay que construir relación.
Y no se trata de dejar de vender, sino de dejar de hacerlo desde la manipulación emocional o el estímulo vacío.

Este artículo es una crítica al marketing tradicional y una propuesta: la de una ética digital que recupere el valor de lo que se dice, cómo se dice y por qué se dice.


1. La era del marketing que agota

Gran parte del marketing digital actual opera con un manual heredado:

  • Escasez artificial: “¡Última oportunidad!”
  • Urgencia forzada: “Solo por hoy”
  • Sobrepromesa emocional: “Este curso cambiará tu vida”
  • Clickbait narrativo: “Lo que nadie te dice sobre…”

Son técnicas efectivas, sí. Pero también son tácticas de desgaste.
Desgaste de la confianza, de la atención y de la integridad de quien comunica.

Este modelo se sostiene en una lógica extractiva: capturar recursos emocionales y monetarios sin generar un intercambio real de valor. Es una relación transaccional donde lo simbólico —la narrativa, la ética, la voz— se sacrifica por el clic.


2. ¿Cómo llegamos aquí?

El marketing nació como una extensión de la economía industrial: vender más, producir más, captar más cuota de mercado.

Con la llegada de lo digital, se aceleró todo: más datos, más canales, más posibilidades de segmentación, más presión por resultados inmediatos.

Pero ese mismo ecosistema que prometía “conectar con personas” terminó hiperoptimizando para métricas (CTR, CPL, ROAS), no para relaciones.

Y en ese proceso, muchas marcas y creadores perdieron su voz.


3. Por qué ya no funciona (ni ética ni técnicamente)

El algoritmo cambia, pero la gente también. Hoy la audiencia:

  • Detecta con rapidez los mensajes prefabricados
  • Valora más la autenticidad que la perfección
  • Tiene filtros mentales y digitales para el ruido
  • Responde más a las narrativas que a las promesas vacías

Lo que antes funcionaba como “gatillo mental” hoy muchas veces se lee como “manipulación emocional”.

Además, la competencia por la atención ya no es solo con otras marcas: es con todo el ecosistema digital.
Y eso exige algo más que performance. Exige profundidad.


4. Hacia un marketing que construye significado

No se trata de abandonar el marketing. Se trata de redefinirlo como una práctica estratégica con base ética, simbólica y humana. Un marketing que construye —y no solo captura— valor.

Algunos principios:

  • Intención antes que táctica: ¿Por qué decimos lo que decimos?
  • Narrativa en lugar de urgencia: ¿Qué historia estamos construyendo?
  • Valor simbólico, no solo funcional: ¿Qué representa tu marca para quienes la siguen?
  • Autenticidad radical: sin imposturas ni fórmulas que no se alinean con lo que somos.

Este enfoque no es ingenuo. Es más estratégico. Porque una relación sólida con tu audiencia sostiene el largo plazo.
Porque comunicar con sentido no solo posiciona mejor: posiciona más profundo.


5. ¿Por dónde empezar?

Si estás repensando cómo comunicas, aquí van algunas preguntas guía:

  • ¿Estoy usando técnicas que yo misma evitaría como usuaria?
  • ¿Mi comunicación refleja mis valores, o solo busca performance?
  • ¿Estoy construyendo confianza o solo tratando de generar leads?
  • ¿Estoy diseñando mensajes para nutrir una comunidad o para capturar un clic?

Puedes comenzar por revisar tus automatizaciones, tus mensajes de venta, tus copies y tus objetivos.
Y preguntarte: ¿esto persuade o conecta?


Conclusión: un cambio de lógica, no solo de estética

Lo que viene no es un nuevo truco. Es una nueva manera de estar en lo digital.
Más honesta. Más significativa. Más consciente.

Porque ya no basta con vender.
Hoy necesitamos construir sentido, construir vínculo y construir futuro.

Y eso —aunque no siempre sea lo más inmediato— es lo más sostenible.


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